Rosario de temas

Introducción

Como ya muchos saben, los deberes y responsabilidades que tengo ahora me mantienen más alejado del blog, así que hay muchos temas de los que me interesa hablar, pero que no he tenido tiempo de plasmar aquí. Por ello, trataré de condensar varios de ellos en esta misma entrada. Es bastante extensa, lo sé, pero era necesario comentar muchas cosas, y es difícil poder darse el tiempo para concentrarse detalladamente en cada una, así que esto bien podría funcionar.

Dos de los temas aquí incluidos eran originalmente entradas que iba a publicar, pero por cuestiones no sólo de tiempo, sino del desarrollo que han sufrido cada uno a en estos meses, decidí extraer lo más importante y colocarlo aquí.

1. Es probable que algunos de ustedes ya conozcan el infame caso del “doctor” Soto en Chile, un episodio bastante vergonzoso en lo que a televisión y salud se refiere. A finales de marzo, el matinal de Canal 13 Bienvenidos presentó en su espacio de salud Medicina Consciente al “doctor” Ricardo Soto, quien presentó un largo discurso sobre el cáncer de mama que prácticamente puede resumirse en que el cáncer es causado por llevar una vida de odio, y que las mujeres que tratan de dominar sus relaciones con hijos o esposos se llenan de odio, y de ahí surge el cáncer. Así, tal cual habló el cretino.


Antes de continuar con la bomba, resaltemos que Soto es un médico cirujano especializado en “terapias alternativas” y promotor de “medicina consciente e integrativa”: es decir, de esos charlatanes que mezclan tratamientos serios con acupuntura o reiki, y todo ese tipo de cosas New Age que a la hora de la verdad son tan útiles como un placebo cualquiera. No es un oncólogo, así que difícilmente puede dar una opinión seria sobre el tema.

Por supuesto, casi nadie tomó de buena manera semejante barrabasada. El Consejo Nacional de Televisión recibió decenas de denuncias de gente muy molesta por permitir que un charlatán de tal calibre tuviera un espacio en un programa matinal -sólo la presentadora Tonka Tomicic se atrevió a cuestionar las opiniones de Soto-. El presidente de la Fundación Cáncer Chile, Jorge Gallardo, cuestionó las pseudocientíficas declaraciones de Soto, cuestionando incluso el título de médico que posee, puesto que afirmar que es odio lo que causa cáncer no es más que agregar culpabilidad al paciente de su propia condición, y eso es una canallada absoluta. Y los especialistas chilenos en oncología rechazaron unánimemente a Soto, tanto por la falta de rigor científico de sus palabras como por denigrar a las mujeres víctimas de cáncer de mama y a los enfermos de cáncer en general.

Esto no se ha detenido. Cuando estalló la polémica, fue irónicamente un biólogo, Humberto Maturana, ganador del Premio Nacional de Ciencias, el que defendió al “doctor” Soto, afirmando que “el odio es una distorsión general de la fisiología del organismo que afecta a la regeneración de los tejidos, y el sufrimiento desencadena el cáncer en este sentido”. Peor aún, el pasado martes dos de mayo Soto volvió a presentar una hipótesis muy infeliz sobre otra enfermedad degenerativa, el mal de Parkinson, afirmando que las personas porfiadas son más propensas a sufrir de este trastorno.

Mmm… Miren, es cierto que el estado mental y emocional puede afectar el sistema inmunológico de una persona. Pero eso es una cosa, y otra muy diferente es afirmar sin ninguna evidencia científica que el estrés y el odio generan un desorden somático del nivel del cáncer. Es una hipótesis imbécil que me recuerda mucho a las ideas terribles de Ciencia Cristiana: que las enfermedades son ilusiones causadas por creencias erróneas, y que con una oración basta para aliviarlas. Es una atrocidad irresponsable.

Es una desgracia que un canal con tanta importancia como Canal 13 permita que la pseudociencia criminal llegue a sus programas por puras cuestiones de rating: Soto es importante para bienvenidos porque dice cosas supuestamente espirituales y además está guapo. Es necesario tomar responsabilidad por el contenido transmitido, pues este tipo de cosas no se arreglan simplemente cambiando de canal. Es básicamente un problema de sanidad pública. Ahora, ¿cómo se podría resolver eso?

2. Hace poco hablábamos en el instituto, durante el almuerzo, de la situación política de muchos países, especialmente de Colombia y Venezuela. Los colombianos hablábamos de la posibilidad de que alguien tan tóxico y repugnante como Alejandro Ordóñez llegara a la presidencia de nuestro país, y un colega francés nos preguntó cuál era el problema. Le comentamos de sus escándalos de corrupción, de su fundamentalismo religioso, y mencionamos su última polémica: llamar promotor de una “cultura de la muerte” al ministro Alejandro Gaviria por admitir en una entrevista que es ateo, entre otras cosas en una serie de tuits bastante repulsivos sobre el ateísmo. Ante esto último, nuestro colega se nos quedó mirando con una cara de sincera confusión y nos preguntó: “¿Y eso es un problema?

En realidad, no. Bueno, no lo sería si Colombia no fuera aún un país tan conservador y religioso, donde se hacen propuestas por una ideología inexistente, se quiere desaparecer una publicidad por presentar una pareja gay, y un candidato casi cae en el ostracismo porque se promulgó el rumor de que no creía en Dios. Desgraciadamente, en un país así, declaraciones como las de Ordóñez tienen un gran peso en la opinión pública, para la cual muchas veces ser un ateo equivale a ser una persona sin moral o sin sentido de la vida, y si bien es un consuelo que incluso los mismos religiosos se horroricen de las arcaicas ideas del ex procurador, sigue siendo preocupante y nefasto que se siga manipulando la fe de la gente para hacer política.

Con esto en mente, y en vista de lo poco que se hace en general por proteger el laicismo en el país, un gran movimiento nacional de ateos, siguiendo una propuesta del grupo Bogotá Atea, decidió pasar a la vía legal y denunciar masivamente a Ordóñez por discriminación. Incluyen en su campaña un formato de denuncia donde se resalta que las declaraciones del ex procurador corresponden a delito de hostigamiento, según lo establecido en el artículo 134B del Código Penal en Colombia.

La imagen es más grande que la decencia y moral de Ordóñez.

Podría tener pies de barro al expresar mi opinión, ya que no soy alguien que se identifique como ateo, y ni siquiera me encuentro ahora en el país; sin embargo, debo resaltar mi incomodidad frente a la medida tomada. En particular, porque siento que al hacer esto, los escépticos religiosos estaríamos pasando al lado de la supresión de opiniones, por decirlo de alguna forma. Especialmente porque, si bien creo que la libertad de expresión puede tener límites, y este seguramente es un caso claro, ¿dónde se supone que trazamos la línea más adelante?

Y no es que las declaraciones de Ordóñez contra la comunidad atea no hayan sido muy infelices. Lo son, por supuesto, pero no me convence del todo que puedan ser llamadas hostigamiento, o por lo menos no estoy seguro del criterio que se maneje al respecto -que son discriminación pura y dura, sí que lo son-. Por otro lado, los que me siguen desde hace años saben que no apruebo las leyes antidiscriminación, porque se pueden convertir fácilmente en la herramienta de radicales religiosos y grupos políticos enardecidos para perseguir a cualquiera que se atreva a cuestionar sus ideales, y ante algo tan subjetivo y voluble como la sensibilidad personal ser políticamente correcto es axiomáticamente imposible. Finalmente, la censura es una forma especialmente rápida de convertir a cretinos en mártires con un mayor poder de convocatoria: ya ocurrió con Hazte Oír en España y con ese adefesio de Oswaldo Ortiz en Colombia.

No obstante, por ético que yo sea, y tal como expresa mi amigo David en una entrada más profunda sobre el tema, tampoco puedo condenar ni sugerir un camino distinto a la comunidad atea colombiana, ya que el peso de las palabras de una figura política sobre la población y el poco respeto que se tiene a la libertad de pensamiento en Colombia hacen imposible el simplemente ignorar las acciones de Ordóñez -y debatir con quien no se atreve a hacerlo, como él, parece ser como tratar de cavar hasta el centro de la Tierra con una cuchara-. No voy a participar en la denunciatón (aun si quisiera, estoy fuera de Colombia), pero debo ser pragmático: tampoco voy a impedir ni atacar verbalmente al que lo haga, porque eso es algo que no me corresponde, y el nivel de las opiniones de Ordóñez parecen hacer necesario escalar las herramientas de acción hasta lo que vemos ahora, pues en un todo se está perpetuando la visión negativa y oscura que muchas personas aún tienen sobre los no creyentes, y es envalentonar a grupos religiosos muy tóxicos y a la extrema derecha colombiana -la cual recientemente quedó en evidencia, como diría la canción, de la manera más vulgar y descarada- a tomar medidas opresoras contra las minorías que no son de su agrado.

Ya que la alternativa es sombría, supongo que tendrán que jugar por el momento con sus mismas reglas, puesto que definitivamente el no creer en Dios todavía es un problema en Colombia para miserables como Ordóñez. Esperemos que por lo menos, las medidas que se tomen tengan un buen resultado, y que por ahora no les estallen en la cara.

3. Eso me lleva a otro asunto. Hace meses nos agitamos con la polémica de Hazte Oír y su autobús que declaraba: “Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre, eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo” Ante las protestas de grupos LGBTI, que tildaron el mensaje de discurso de odio, el autobús fue inmovilizado. Esto, sin embargo, provocó que Hazte Oír tuviera mayor protagonismo ante lo que era, en sus palabras, un evidente caso de censura. Más aún, ya algunos grupos cristianos en otros países, como el de Oswaldo Ortiz, proponen que se hagan versiones locales del autobús.

Mi amigo de Facebook y activista escéptico Cristhian Meneses publicó, a raíz del asunto, un meme donde comparaba la reacción de grupos LGBTI y ateos ante el mensaje con una conocida foto de una protesta del grupo Femen, donde sus miembros se pasan un crucifijo por el trasero, para criticar el doble rasero que en ocasiones se maneja con respecto a la libertad de expresión. Eso formó una discusión bastante fuerte, y que es necesario comentar.

El meme de la discordia.

En entradas anteriores yo he sido enfático en algo: la libertad de expresión no se iguala a una exención de consecuencias. Es decir, no puedes decir cualquier estupidez que se te ocurra y luego escudarte de las críticas diciendo que estás amparado bajo la libertad de expresión. Este derecho no hace a nadie inmune a la crítica, y tampoco hace que cada forma de transmitir un mensaje sea la adecuada. Desafortunadamente hay muchos idiotas que creen que cualquier forma de protestar o de criticar es válida para cualquier momento, y la verdad es que no es así. A ti no te sirve de nada decir “¡Me cago en Dios!” para criticar los alcances dañinos de la creencia religiosa. Claro, tienes toda la libertad de decirlo, ¿pero realmente esperas que te tomen en serio con semejante pendejada, por mucho que haya validez en lo que intentas decir? Casi toda forma de protestar es válida (excluyamos por ejemplo, obviamente, el vandalismo y la violencia), pero eso no hace que cada forma de protesta sea la adecuada para el contexto. Un mínimo de pragmatismo debe hacernos comprender que hay formas mejores que otras de transmitir un mensaje, y eso es algo muy a tener en cuenta para el futuro si uno espera que sus ideas puedan llegar a otras personas.

Volvamos al meme de comparación entre la protesta de Femen y el autobús de Hazte Oír. ¿Es válido? Hasta cierto punto, sí. Hay fallas en una y otra forma de transmitir el mensaje, si bien son diferentes en uno y otro caso. Femen presenta un mensaje que puede ser válido, pero lo arruina a través de un acto imbécil; en contraste, Hazte Oír usa un acto válido (y una verdad a medias) que pierde fuerza por transmitir un mensaje imbécil. ¿Ambos podrían perfectamente ser censurados? De hecho sí; el problema es que no hay una línea clara para establecer dicha censura, y en general la censura sería una solución desastrosa para cualquiera de los casos.

¿En qué falla la protesta de Femen? En todo lo que he mencionado antes: no toda forma de protestar es adecuada, y simular masturbación anal con un crucifijo es una idiotez completa. Es como si yo pretendiera combatir la corrupción del clero en un juicio pasando una caricatura de Padre de Familia con el papa en calzoncillos: sí, muy gracioso, pero, ¿en qué ayudaría realmente a mi juicio? Y ojo, que no estoy demeritando con esto a caricaturistas profesionales como Matador o Vladdo, que se burlan de los poderosos con su trabajo; lo que digo es que hay formas de hacer crítica para cada situación, y montar una farsa sexual con crucifijos es una muy mala, incluso para cuestionar el papel represivo de la Iglesia en la sexualidad de la mujer. Se tiene toda la libertad del mundo para hacer eso, pero eso no la hace una forma impoluta de protesta: sigue siendo estúpida y burda, y en un todo sólo empeora el cuadro para las luchas feministas: presenta una caricatura del feminismo, provoca la confusión y el estereotipo de que toda feminista es una radical de tercera ola, resta seriedad al movimiento y aliena a aquellos con ideas que pueden aportar mucho a la equidad entre sexos, pero que por obvias razones no quieren asociarse con semejante ejemplo de “feminismo”.

¿En qué falla la campaña de Hazte Oír? No hace falta ser un genio para atisbar el motivo oculto y real de su bus. Superficialmente es real: sí, biológicamente hablando, si tienes pene eres macho y si tienes vagina eres hembra. Sí, eso sería así si se ignora que existen casos de síndrome de insensibilidad a los andrógenos, afalia, hermafroditismo, y decenas de síndromes médicos por los cuales el concepto de hombre y mujer no puede reducirse simplemente al aspecto físico de los genitales; sin embargo, dado que hablamos de trastornos de salud y casos puntuales, hay que admitir que es difícil convertir dichos casos excepcionales en regla (sin mencionar que igualar el concepto de identidad de género con síndromes médicos no parece muy sabio). Por fuera de eso, la cuestión es que se usa esa verdad a medias para presentar un típico discurso cristiano discriminador: que sólo se es hombre o mujer según el plan divino, por lo que homosexuales, bisexuales y transexuales (que son específicamente a quienes va dirigida la cosa) son pecadores. Peor aún, son mentirosos ladinos que quieren confundir a nuestros niños. Eso es discriminación pura y dura, y en teoría sería motivo suficiente por el que prescindir de permitírseles transmitir un mensaje así.

Sin embargo, ¿se resolvería algo con un acto de censura contra la protesta de Femen o el autobús de Hazte Oír? Nada, antes se pondría peor la cosa. Muchos de estos grupos, especialmente los que manejan ideas erróneas como Hazte Oír, manejan un impresionante complejo de Galileo, y ante la censura y la “persecución” de sus mensajes (porque para ellos, cualquier crítica, venga como venga, a sus ideas es persecución) empiezan a vanagloriarse a sí mismo en falacias de Esteban, presentándose como mártires de la verdad, porque si los critican y atacan sus ideas entonces es lógico que tienen la razón, ¿no?

A menudo la censura no provoca otra cosa que la radicalización, y temo que tanto en grupos feministas de tercera ola como en asociaciones cristianas la reacción no será muy diferente. No hablo de radicalización en el sentido violento, sino en la mayor frecuencia y virulencia de sus protestas o campañas. Como mencionamos, ya ocurrió en los recientes casos. Hazte Oír ahora se presenta como un grupo perseguido por los “radicales” promotores de la “ideología de género”, gracias a que se cometió la estupidez de quemarles el bus. Al cerrar la página de Ortiz por unos días, terminó dándosele la imagen del valiente que se enfrenta a la conspiración para homosexualizar a la sociedad, y hasta terminó asociándose con ese retrógrado extremista que es Alejandro Ordóñez, que ahora sueña lo que para nosotros sería una pesadilla: llegar a Presidente (recién acaba de proponer una unión entre conservadores, “Centro Democrático” y las iglesias cristianas para llegar a segunda vuelta). ¿Puede alguien decirme realmente de qué sirvieron esos pocos días sin Superootv, si ahora terminó ganando más Ortiz, que ya hasta vocifera a los cuatro vientos que en Colombia hay cristianofobia desde esa cámara que por poco no se ha comido en medio de sus pataletas?

Claro, en un buen día, el criterio ético nos dice que es mejor prescindir de debatir con las personas que transmiten discursos erróneos o ya de plano discriminadores, como los xenófobos, los racistas, los homofóbicos y los que discriminan a los escépticos religiosos, porque eso sería darles un aura de respetabilidad a sus argumentos, cosa de la que carecen por completo. No obstante, el criterio pragmático nos indica que suprimir el discurso de odio de una persona sólo nos da una imagen de tercos y arrogantes, y peor: las ideas censuradas suelen atraer mucho a la gente, y no falta el que es tan críticamente pobre que asocia “si lo censuran, debe tener razón”.

Entonces, por mucho que nos disguste la forma en que Femen hace sus protestas, o que las declaraciones de Alejandro Ordóñez nos repugnen en lo más recóndito del ser, la solución no es censurarlos, como se pretende ahora: es darse un espacio para aconsejarlos, debatirlos y/o refutarlos con buenos argumentos. Hacer ver a las feministas radicales que hay ideas y formas de protesta que pueden mejorarse o abandonarse de plano. Hacer comprender a los fundamentalistas (o más bien a aquellos que pueden ser persuadidos por ellos: pocas veces el fundamentalista se toma siquiera el trabajo de escuchar) que sus ideas no tienen ningún asidero con la realidad, y que su pretendida verdad no es más que discriminación disfrazada de preocupación por la sociedad. Suena ilusorio y demasiado optimista, lo sé, pero es mucho mejor que empezar a suprimir las opiniones que nos desagradan, por incorrectas que sean.

4. Como todos saben, Venezuela ahora mismo está en una inmensa crisis democrática y social. El rifirrafe entre el presidente Nicolás Maduro y la oposición al chavismo ha culminado en una propuesta presidencial de formar una Asamblea Nacional Constituyente, donde básicamente la mitad de los 500 delegados serán elegidos a dedo de entre diversas organizaciones sociales eminentemente chavistas, lo que viene siendo una democracia corporativista al más puro estilo de Mussolini. Ignorando que tal medida es además ilegal, es claro que no hay realmente garantías para la oposición, y se trata de una medida dictatorial para ganar tiempo y aferrarse al poder.

(Ah, pero no le digan eso a los chavistas no venezolanos, que están embelesados con que una Constituyente es siempre algo democrático. Es enfermiza la estrecha visión política e histórica de esta gente, pero no entremos en detalles).

Las protestas a nivel nacional se han intensificado a niveles preocupantes, y la represión del gobierno chavista ha escalado hasta cifras de muertos, heridos y detenidos. En estos días, cobró notoriedad una foto de un joven enmascarado envuelto en llamas, y otra de una tanqueta arremetiendo contra los manifestantes. En el exterior, la interpretación ha sido bastante variopinta. Mientras los críticos del chavismo afirmaron que el gobierno estaba atacando de forma desbordada las protestas, los eternos defensores del chavismo insinuaron incluso que sólo eran cretinos que se inmolaban y se arrojaban ante el vehículo con propósitos victimistas.


Las opiniones pronto llegaron a oídos del gobierno chavista, el cual “aclaró el incidente a través de su canal TeleSUR: todo se dio cuando, durante una manifestación bastante cruda, la mencionada tanqueta avanzó para apoyar a dos efectivos militares que estaban siendo atacados por los manifestantes, arrollando tanto a los manifestantes como a una motocicleta que posteriormente fue quemada por la gente. En ese proceso, el tanque de gasolina de la moto estalló, y las llamas alcanzaron al joven de la foto.

Invito al lector a ver el video varias veces. ¿Notaron la peculiaridad? TeleSUR aclara que el incidente con el fuego fue culpa de los mismos manifestantes mientras admiten descaradamente que la tanqueta avanzó arrollando a los manifestantes. No lo digo yo: lo admiten ellos mismos en el video, mientras hablan de “represión” entre comillas.

Es curioso, pero admitir un acto grave tan a la ligera mientras se enfocan en aclarar el caso del joven en llamas podría contar muy bien como la confusión y manipulación mediática de la que critican a los medios internacionales, que obviamente pecaron de ingenuidad al no investigar bien el asunto. “Bueno, sí, le echamos la tanqueta encima a la gente, ¡pero ellos mismos se prendieron fuego!”. ¿No es eso un acto increíblemente descarado y cínico por parte del canal del oficialismo venezolano?

Por supuesto, yo no espero que los chavistas, y mucho menos los que no viven en Venezuela, se conduelan ni se indignen por lo que es a todas luces un acto de represión brutal. Oh, sí, estamos prestos para condenar la imbecilidad del ESMAD que arrojó gas lacrimógeno a una manifestación de discapacitados en Bogotá (y ojo, eso es a todas luces condenable), pero si ocurre algo parecido en Venezuela, decimos que no hay autoridad moral para juzgarlos, y que esas protestas son guerra económica y manipulación gringa. ¿O será más bien que con “autoridad moral” quieren decir: “¿Cómo te atreves a criticar a los gobiernos de izquierda? ¡Ellos son puros y santos, y se preocupan de verdad por el pueblo!”? Esa es una visión tan infantil, tan hipócrita, que casi quiero reírme, si no fuera porque lo que está pasando en Venezuela es una gran tragedia. Hay que ser un imbécil completo para limitar nuestra capacidad de compasión al color político que lleve un gobierno o una protesta.

5. Las personas que esperan una adaptación audiovisual fiel de un trabajo de ficción como una obra literaria o un cómic son a menudo unas de las más fastidiosas que uno se puede topar. Muchas veces son imposibles de convencer en uno u otro extremo. Si una película es, por ejemplo, prácticamente el mismo cómic, casi que viñeta a viñeta, se le acusa de innovar poco y de no ponerle una “firma personal” de parte del cineasta. Si resulta ser una adaptación muy diferente a la historia original, entonces se le acusa de ser una adaptación mediocre que no cumple con el espíritu de la obra.

Lo curioso es que hay trabajos que pueden disfrutar por su “realismo”, como la trilogía Nolan de Batman, a pesar de lo poco que recurre realmente al cómic. No es algo malo en sí (es una trilogía espectacular, de eso no hay duda, y no hay que ser fanático asiduo del cómic para apreciarla), sólo una muestra de la inconstancia y el sesgo que manejan muchos de esos fanáticos a rabiar. ¿Quién puede entenderlos?

Con ese prefacio, entremos en materia. ¿Recuerdan que hace ya dos navidades hubo mucha polémica con el estreno de El despertar de la fuerza porque uno de los protagonistas, Finn, era negro? Bien, he visto en páginas de fanáticos del cómic reacciones muy similares con respecto a las revelaciones en los repartos de Thor: Ragnarok y Mujer Maravilla. Resulta que mientras en la primera un personaje del cómic, Valquiria, será interpretado por una actriz negra, Tessa Thompson, en la segunda ocurre lo mismo con una amazona, Artemisa, si bien en este caso se trata también de una boxeadora profesional, Ann Wolfe. Esas mismas personas también odian que en The Flash los West no sean pelirrojos, que Marvel haya decidido sacar una serie de personajes de distintas etnias y diversidad sexual en sus cómics, o que la Mujer Maravilla salió con las axilas blancas y depiladas en un tráiler (coincidimos en que el retoque de posproducción para esa escena fue atroz). Es un lloriqueo constante porque, al parecer, están irrespetando la esencia del cómic, y en un todo se está cayendo en el juego de la corrección política.

¿”Quién la caga más”? ¿Pues qué tanto se arruina una película por una pequeñez así?

Los que hayan leído mis entradas sobre los nuevos diseños de Barbie y las campañas de ropa interior femenina se darán cuenta que suelo ser suspicaz sobre el pretendido altruismo de esas medidas incluyentes. No obstante, tampoco puede uno ser un maldito mezquino y entrar a pensar que cada medida de inclusión o de hacer más diverso un reparto en una película es pura corrección política. En algún momento tenemos que comprender que abrir espacios para minorías étnicas en películas y series de televisión es un ejercicio necesario para combatir la discriminación (siempre que nos basemos en mérito más que en una cuota racial).

Es decir, yo podría desconfiar de que incluir una Valquiria negra en Thor: Ragnarok haya sido por motivos de inclusión desinteresada, ¿pero entonces voy a desconfiar cada vez que en una película o un programa basado en alguna obra el protagonista o un personaje importante ya no sea blanco sino negro, o chino, o de ancestros indígenas? ¿En qué momento se van a hacer aceptables esos simples cambios, que en realidad no traicionan ninguna esencia dentro de una obra, salvo que la etnia sí tuviera relevancia para la trama? ¿Quién decide cuándo es tiempo de hacer un reparto más diverso? ¿Ustedes, que se trauman porque un personaje secundario ya no es blanco como en el cómic?

Una estupidez. Francamente es una estupidez. Las quejas y los debates que he visto en páginas de cómics se parecen muchísimo al argumento del pretendido “genocidio blanco” que llegaron a alegar algunos tras ver El despertar de la fuerza. No creo, debo aclarar, que la mayoría de los fanáticos de cómics que se han molestado por las películas mencionadas sean conscientemente racistas; es más bien que su fanatismo por la fidelidad a un trabajo de cómic es tal que caen en ese espantoso sesgo del que hablaba al principio, donde no perdonan ni que se innove ni que se mantenga igual, y con ello han terminado actuando como racistas sin percatarse siquiera.

Al menos en esta página aclaran que Patty Jenkins (directora de Mujer Maravilla) dijo desde el principio que el reparto sería muy plural. El del tercer comentario es muy agudo. El último es tan tonto que ni siquiera tiene en cuenta que Vin Diesel es de hecho un actor multirracial.

En cuanto a lo de la Mujer Maravilla, ¿qué demonios tiene que ver el vello axilar o la ausencia del mismo con su capacidad guerrera? ¿Cómo saben que las amazonas, suponiendo que existieran, no se depilaban? ¿Qué pasó con la libertad de la mujer para decidir sobre su cuerpo? ¿O eso sólo aplica si las decisiones van acordes con los cánones feministas de tercera ola? Pues vaya hipocresía la que se maneja, aunque lamentablemente no es nada sorpresivo.

Y si hay algo que da risa es la bajeza de un ejecutivo de Marvel que achacó las bajas ventas de los números a la excesiva diversidad que están manejando en sus series principales. A mucha gente le desagradará, seguramente, que ahora Thor sea mujer, o que Miss Marvel sea una chica musulmana, o que la mitad de los Jóvenes Vengadores sean homosexuales o bisexuales (cosa que sí parece un tanto irreal), pero el mayor problema de la Casa de las Ideas se basa en tres pilares: hay un constante reinicio de series de cómics, una y otra y otra vez; el costo para el coleccionista es grande como para comprar una serie completa; ¡y sus últimas historias han sido un asco! La guerra entre Avengers y X-Men, Infinity, Civil War II, el conflicto con los Inhumanos, han sido sagas increíblemente mediocres. Pretender que las bajas ventas son porque a la gente ya le hartó la diversidad en los cómics es hacerte la vista gorda ante la propia incompetencia.

6. Esta semana ocurrió otra de esas cosas que nos alegran y que, a la vez, nos llenan de sinsabores. El proyecto de referendo para cambiar la adopción en Colombia de tal forma que sólo parejas heterosexuales pudieran adoptar, propuesto por la senadora “liberal” Viviane Morales, fue archivado el pasado miércoles tras el debate en la Comisión Primera de la Cámara. 20 votos contra los 12 que la apoyaron sepultaron ese repugnante proyecto que pretendía, especialmente, quitarle a las parejas del mismo sexo la posibilidad de adoptar un niño, y de paso pasar por encima de solteros, viudos y todas esas familias que en Colombia superan esa visión “ideal” de papá y mamá.

Foto: Semana.

Por supuesto que esto me alegra, pues desde el principio he criticado la mezquindad de una propuesta que pretendía seguir manteniendo a un sector de la población como ciudadanos de segunda clase. Lo que me incomoda, y que de hecho David también señaló tras la noticia, es que es vergonzoso que un proyecto tan antidemocrático haya llegado hasta la Cámara sin que nadie se preocupara por el hecho de que era una afrenta a la democracia, a los derechos de los niños a tener una familia, a la igualdad de derechos y condiciones de las personas, y al mismo carácter laico del Estado.

No profundizaré sobre la inconveniencia de este tipo de propuestas y lo que debe hacerse para frenar el próximo proyecto religioso que se quiera disfrazar como consulta democrática (ya el esposo de Morales, el polémico Carlos Alonso Lucio, instó a los promotores del referendo a marchar para evitar la “venezolanización de la democracia”, y dijo que apelará la decisión de la Cámara). De eso David ya habló bastante. Yo quiero resaltar la sorpresa de quienes se enfrentaron al proyecto, el cinismo de sus defensores, y el por qué la democracia participativa no es siempre la respuesta, por más democrática (valga la redundancia) que parezca.

Lo primero sorpresivo es que el mismo Gobierno se atrevió a pedir que se archivara el proyecto. El Ministerio de Hacienda, el Ministro del Interior Juan Fernando Cristo, el mismo Alejandro Gaviria e incluso el Presidente señalaron los inconvenientes y retrocesos de aprobarse semejante esperpento en la Comisión Primera, puesto que se estaba atropellando los derechos de las minorías, y en un todo reduciría drásticamente la posibilidad de los niños a tener una familia. El Gobierno se asustó con el monstruo que dejó crecer en el Congreso, y a pesar del impacto que tuvo el voto cristiano en el pasado plebiscito del 2 de octubre, decidió arriesgar su capital político para defender los derechos constitucionales. Bien por ellos. Debieron reaccionar así hace meses cuando se permitió que esa estupidez entrara al Senado.

Otra sorpresa fue la vehemente crítica de Germán Navas Talero, representante de ese vergonzoso partido llamado Polo Democrático. Navas Talero destacó la hipocresía de resaltar como familias “ejemplares” a las mismas de donde salen muchos casos de maltrato y abandono, y que ni dos, ni tres, ni diez millones de firmas pueden ser base para discriminar a un sector de la población. “La democracia no puede ser dirigida por las iglesias”. Por otra parte, el representante de la U, José Edilberto Caicedo, señalo que al ser Colombia un Estado laico, no se puede dejar de proteger los derechos de los que no pertenecen a un credo particular (Caicedo, de hecho, es cristiano).

Vergonzosa, mediocre y descarada fue en cambio la defensa que hizo Silvio Carrasquilla, “liberal”, el cual recurrió a la Biblia para argumentar el proyecto. “He querido no buscar la Constitución, ni buscar las normas ni las leyes, sino buscar la Biblia para buscar ahí respuestas de lo que Dios me puede indicar a mí de qué hacer y cómo votar y qué decisión tomar para tener tranquilidad con mi consciencia”. Ignorar la Constitución y su carácter laico por destacar creencias particulares es un insulto declarado a la democracia. Vaya intervención del hombre que en su momento fue famoso por tratar de regalarle un burro a Barack Obama. Me sumo a la aguda opinión de Daniel Samper Ospina: es grotesco que un parlamentario actúe como pastor en un debate político en un Estado laico. Que en un video personal Carrasquilla dijera que no importan los científicos y la evidencia es el culmen de la ignorancia y el fanatismo.


Finalmente, ¿por qué nunca defiendo estas cosas como un referendo, o un plebiscito, o cualquier tipo de consulta popular que se planee? Porque, como ya lo dije antes, Gaitán se equivocó: un pueblo ignorante es incapaz de tomar decisiones democráticas, y en materia de sexualidad e identidad de género Colombia aún es muy ignorante y conservadora. Estos mecanismos de participación ciudadana son débiles cuando dejan decisiones importantes a merced de votantes mal informados, malintencionados o que simplemente no conocen del tema. No se está venezolanizando a Colombia, como dicen falsamente Lucio y Morales: se trata de que hay temas para los que el ciudadano promedio no tiene conocimiento ni objetividad para decidir. Para eso están los representantes que escogieron, ¿no?

¿Es necesario recordarle a Carrasquilla y a todos los que usan la Biblia para justificar el rechazo a la adopción igualitaria que antes de 1991, Colombia era un Estado católico y que, por ende, los protestantes y evangélicos como ustedes eran ciudadanos de segunda clase? ¿Que es el carácter laico de la Constitución del 91 el que permite que ustedes puedan profesar su fe con libertad, pero que al mismo tiempo debe procurar que aquellos con otra fe o sin creencia alguna se vean oprimidos por una creencia en particular? Por enésima vez, el Estado no puede legislar basado en una creencia particular, sin importar que sea profesada por la mayoría del pueblo, porque eso sería oprimir a aquellos que no la comparten, y eso sería inconstitucional y profundamente antidemocrático.


-O-

Creo que no me queda sino agradecer a los que hayan tenido paciencia e interés de leer esta entrada hasta el final. Me ha costado mucho mantenerme trabajando en todos estos temas al mismo tiempo. Bien podría haberlos puesto en distintas entradas cada uno, pero muchas están enlazadas entre sí, así que creo que habría sido un poco injusto ignorar ese hecho.

Seguramente, con tantos temas tocados, habrá alguien en desacuerdo con lo expuesto aquí, así que como siempre lo invito a reflexionar un momento. Trato en lo máximo de presentar mi opinión con argumentos para que comprendan por qué hay cosas que desapruebo y otras que me molestan, no sólo de charlatanes y religiosos, sino también dentro de los mismos escépticos. Nunca está de más darnos un vistazo a nosotros mismos.

Comentarios

  1. A mí me gustó (:

    Supongo que por las ocupaciones que tienes ahora, se vendrán más a menudo rosarios de temas.

    ¡Un saludo!

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    Respuestas
    1. Muchas gracias!

      Pues supongo que depende. Esta semana terminamos una materia, con lo que me quedan tres días "libres", pero igual hay trabajos finales que toca preparar desde ya.

      También dependería de los temas. Los de esta entrada eran muy variados, pero es que muchos eran cosas que iba actualizando constantemente mientras me tocaba tenerlos en reserva, y cuando me di cuenta, varios estaban muy relacionados entre sí. Preferí ponerlos en una misma entrada por eso. Veremos qué más surge en estos días.

      Saludos igualmente.

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